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Holter de tensión arterial

Se conoce también como Holter de presión arterial o por Monitorización Ambulatoria de Presión Arterial (MAPA). La hipertensión arterial es una enfermedad crónica que se caracteriza por unas cifras de tensión más altas de lo que se considera normal. Se distingue entre presión arterial sistólica (la que la gente normalmente denomina “la alta”) mayor de 140 mmHg y presión arterial diastólica (“la baja”) mayor de 85 mmHg. La tensión arterial es variable a lo largo del día y de un día para otro, por lo que el diagnóstico de hipertensión arterial debe hacerse tomando varias medidas separadas en el tiempo, salvo en determinados casos en los que una elevación muy severa puede bastar para el diagnóstico.

¿En qué consite?

Se realizan tomas de la tensión arterial repetidas a lo larrgo de un periodo de tieempo con un sistema de medición automático que almacena los registros en una base de datos informatizada para después analizar esos datos en el ordenador. Se coloca al paciente el manguito que se va a inflar en la flexura del codo de un brazo. Este manguito va conectado a un dispositivo de grabación que se sujeta a la cintura o con una banda sobre el hombro.

Una vez colocado el aparato, el paciente se marcha a su domicilio y se recomienda que haga vida normal. A las 24 horas vuelve a la Clínica y se retira el aparato. A continuación, se conecta el dispositivo de grabación al ordenador y se realiza la lectura de las mediciones de tensión grabadas. Se puede grabar el informe en el ordenador para que posteriormente el médico lo analice o imprimir el resutado en papel.

Indicaciones

  • Cuando existe una marcada variabilidad en las medidas obtenidas en las determinaciones de la consulta.
  • Cuando en la consulta se detectan cifras de presión arterial elevadas en pacientes con riesgo cadiovascular alto.
  • Cuando hay una discrepancia importante entre los varlores que se obtienen en la consulta y los que se obtienen en casa, especialmente cuando se sospecha la hipertensión de “bata blanca” (cifras de tensión arterial repetidamente elevadas en la consulta pero normales fuera de ella).
  • Cuando se sospecha que el tratamiento no es eficaz.
  • Cuando se sopechan bajadas de tensión; sobre todo, en el caso de pacientes ancianos y diabéticos.
  • Para valorar el riesgo cardiovascular.